Con sede en París, Francia, el fotógrafo Vicente Bourilhon tiene algo que atrapa. La mayoría de su trabajo, surrealista y abiertamente romántico, cuentan con puntos de referencia de su amada ciudad en el fondo. Él tiene muy clara la función que el arte debería tener en nuestras vidas: “Creo que el mundo real es plano, para nada original y muy negativo. Si el arte no nos guía hacia un mundo diferente al que vivimos, no cumple su misión”.
Con sede en París, Francia, el fotógrafo Vicente Bourilhon tiene algo que atrapa. La mayoría de su trabajo, surrealista y abiertamente romántico, cuentan con puntos de referencia de su amada ciudad en el fondo. Él tiene muy clara la función que el arte debería tener en nuestras vidas: “Creo que el mundo real es plano, para nada original y muy negativo. Si el arte no nos guía hacia un mundo diferente al que vivimos, no cumple su misión”.